¡Fue y es nuestro año!

Corrieron tiempos difíciles; nos fuimos a dormir en la cotidianidad y despertamos al día siguiente encerrados en nuestras casas, como si la vida, de un momento a otro, se hubiera suspendido.
Pasaron los meses, pero nunca dejaron de pasar las mil y una emociones que sentíamos; a veces de frustración, desespero, agradecimiento, soledad, amor o desasosiego. Sin duda alguna fue un año con retos mayores a los que alguna vez nos hayamos enfrentado, porque nunca habíamos tenido la oportunidad de toparnos tan de frente con nosotros mismos.
No sabemos si podemos afirmar que alguna vez superamos esta situación, pues no olvidaremos las calles vacías que por meses veíamos solo a través de una pantalla, pero más importante aún, nunca olvidaremos lo mucho que extrañamos nuestros que haceres del día a día, de los cuales alguna vez nos quejamos tanto.
Sin embargo, nos queda claro que no fue un año para ser ambiciosos, sino que fue el año para agradecer el calor de hogar, la comida en la mesa y el abrazo en las noches en donde no parecían tener fin las cuatro paredes que nos rodeaban. Fue el año para comenzar un proyecto con el que habíamos soñado, pero que siempre dejábamos en pausa por falta de tiempo. Fue el año en donde el trabajo se remplazó por el convertirse en superhéroe y jugar con los niños en casa; no llenamos el bolsillo, pero sí el corazón.
Fue el año en donde una canción nos tocó más a fondo el corazón, nos llenó de nostalgia y nos recordó la inevitable sensibilidad del ser humano. Fue el año para mirar que lo que nos sobraba era la necesidad del otro, que los planes que una vez cancelamos eran los que más extrañamos, que las abuelas nunca se acostumbraran a los celulares porque el tacto no se remplazará por las pantallas más caras.
Por esto y para todos aquellos que se quedaron con el sinsabor de no haber cumplido las expectativas que tenía al comerse las doce uvas el año pasado, la buena noticia es que ¡sí fue nuestro año! Porque vale más lo que se aprende que lo que se disfruta a plenitud, y sin duda alguna aprendimos a valorar más, a sentir y demostrar sin temor, a abrazar siempre, a trazarnos metas y a no dejar ningún proyecto en pausa, porque la vida cambia, pero no espera a que cambiemos con ella.
Ahora no sabemos qué tan sabios somos, pero sí afirmamos que tenemos la confianza y la convicción de que el día a día es un paso que se da a la vez, por muy pequeño o grande que sea, y que no se puede saltar. Que la vida se vive como las circunstancias nos lo permitan y no por lo que le exijamos al destino, y por último pero no menos importante, que por siempre y para siempre debemos encontrar el lugar, el espacio o el envase preciso para guardar todo aquello que nos llena de motivación para empezar un nuevo año, iniciar el mes, la semana o darnos una nueva oportunidad que nos garantice ser felices.
Metalpack de Colombia SAS te desea un año lleno de energía positiva.